Río Areco... ¿Cuando Aprenderemos a Cuidarte?

Desde el año 2005, “merecer el río” es la esperanza del Técnico en Gestión Ambiental y Comunicación Social Cristian Frers.

 

En este artículo, actualiza sus observaciones sobre la contaminación en el Río Areco a la altura de la localidad de Carmen de Areco y con desaliento comprueba que las medidas propuestas cinco años antes no han encontrado aplicación real.

 

Este curso fluvial nace en la confluencia de varios riachos y aumenta su caudal desde la ciudad de Carmen de Areco hasta desembocar en uno de los brazos de la gran cuenca del Paraná.

 

Su importancia para los ecosistemas naturales y las poblaciones humanas que atraviesa es crítica, por lo que indolencia por su contaminación es signo de precario futuro para la preservación del medio ambiente y la seguridad sanitaria de la región.

 

ONG INTERBIOESTRATEGIA I.B.E. comprende que la difusión de situaciones como esta puede ser desalentadora, pero es también imprescindible para un cambio de actitud en nuestras relaciones con la naturaleza.

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RÍO ARECO… ¿CUANDO APRENDEREMOS A CUIDARTE?

 

Desde el año 2005 que estoy preocupado por la espuma que muestra el río Areco, a la altura del pequeño salto que se produce en el Balneario Municipal. En el año 2006, di una charla en el Honorable Consejo Deliberante con gente invitada de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires de la cual participaron 50 oyentes. A fines del 2006, tomé muestras del río y las hice analizar porque evidentemente había algo que no estaba funcionando bien, es sabido que los detergentes producen espumas y añaden fósforo al agua (eutrofización) y disminuyen mucho el poder autodepurador de los ríos al dificultar la actividad bacteriana.

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Una de las muestras dio como resultado que las aguas contienen una cantidad importante de fósforo: 1,12 ppm. El fósforo, da origen a nutrientes vegetales que, pueden ser contaminantes. Cuando penetran en el agua, contribuyen a la formación de algas, de la misma forma en que lo hacen los nitratos. De hecho, el fósforo es el elemento cuya falta restringe el crecimiento de las plantas acuáticas. Al incorporar fósforo al agua de un río o lago se acelera el crecimiento de las algas, lo que, finalmente, daña el ecosistema por la disminución de los niveles de oxígeno que tiene lugar una vez que las algas mueren.

 

Al consultar a la Dra. Olga S. Heredia, de la Universidad de Agronomía de la UBA, sobre la cantidad de fósforo que se había detectado, respondió “Si usted se refiere a contaminación de agua para bebida, no existe una estandar de calidad con respecto al fósforo. Internacionalmente se ha establecido el valor de 0.100 ppm (USEPA) y en otros países (Holanda, Alemania) un valor de 0,05 ppm. Estos valores se basan en límites de calidad de agua que ingresan a cuerpos de agua como ríos, lagos o diques ya que dan origen a la eutoroficación, lo que aumenta la población de algas azul verdosas de las cuales hay especies que producen neurohepatotoxinas para animales y el ser humano, en otras palabras, los límites son de importancia ambiental”.

 

La Dra. Heredia, prosiguió con su explicación “De todas maneras, la muestra enviada por usted, están teniendo un aporte de fósforo que es importante, ya sea por la actividad agrícola o por carga orgánica y si se me pregunta si esta agua es apta desde el punto de vista ambiental le diría que NO”.

 

He propuesto buscar su saneamiento con el uso de humedales artificiales, en las proximidades de frigoríficos, chancherías y las más diversas industrias, para que las aguas residuales no desemboquen directamente en los cauces del río.

 

He seguido visitando el río en el 2007, 2008, 2009 sin ver cambios a mi preocupación inicial… La espuma blanca. El 24 de julio de 2010, me acerque al río y pude sacar las siguientes fotos. Viendo que lamentablemente la situación sigue como en el 2005.

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Resulta evidente que la gravedad del problema abarca y compromete distintos sectores involucrados frente a los problemas que sufre un río que puede ofrecer todavía mejores posibilidades, de las que se aprovechan en estos momentos. Lo cierto es que, como en tantos otros casos, los argentinos disponemos en el Río Areco de un rico patrimonio y muy poco es lo que se hace por preservarlo. La lucha por el saneamiento es una batalla contra la corrupción, la burocracia, la incapacidad, la apatía y la mentira; es en definitiva una lucha emblemática contra la mediocridad.

Yo creo que merecer un río significa saber hacer uso de él, amarlo, amar sus habitantes, su medio y fundamentalmente desear que nunca deje de ser lo que es hoy, para nuestros hijos y nuestros nietos; y actuar en consecuencia. Merecer un río significa respetar las reglamentaciones, educarse para adoptar una actitud que contribuya a mejorar las condiciones del mismo.

 

 

 

Cristian Frers – Técnico Superior en Gestión Ambiental y Técnico Superior en Comunicación Social-

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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